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De la mano con las malas condiciones en infraestructura, la falta de inversión en mantenimiento escolar y la carencia de insumos esenciales para el dictado de clases, una de las problemáticas que más preocupa a familias, estudiantes y docentes es la presencia de roedores en los establecimientos educativos de la Ciudad de Buenos Aires.
En los últimos cinco días, varias escuelas porteñas denunciaron la aparición de ratas en aulas, pasillos y en los diferentes espacios escolares. La comunidad educativa asegura que son varios los establecimientos educativos que tienen ratas, pero la mayoría no denuncia por temor a represalias. Responsabilizan a la falta de acción y respuesta de la cartera que conduce Soledad Acuña, que “no quiere, no sabe o se niega a solucionar el problema; la falta de personal de limpieza y los métodos equívocos a la hora de realizar la desratización; y la poca inversión en el sector.
Problemas estructurales
“La ministra Acuña no quiere, no sabe o se niega a solucionar el problema de las ratas en las escuelas. En los edificios escolares que son monumentos históricos, que comparten presupuesto con Nación y Ciudad, la dificultad se ve cuando la CABA tiene que bajar el presupuesto y es subejecutado”, explica en diálogo con Tiempo Cristina Rubio, secretaria de educación técnica de la UTE. “Pedimos mayor personal auxiliar de limpieza en las escuelas, desinfecciones para insectos y desratizaciones para los roedores, y que sean realmente efectivas y no regalarles el dinero a las empresas privadas que dejan el cebo y se van. Esto quiere decir que, si existe una desratización, tiene que haber un equipo de limpieza posterior”, agrega. La docente y referente sindical, explica que eso se ve no solo en la falta de higiene y la presencia de plagas en las escuelas sino, además, en la infraestructura: “En la Escuela Técnica N° 5 DE 11 «Remedios de Escalada de San Martin» en el barrio de Flores, las instalaciones son relativamente nuevas, el edificio cuenta con 4 pisos, tiene dos ascensores que dejan de funcionar a cada rato”, además, sigue Rubio: “cuenta con aire acondicionado central que cuando se vino la ola de calor de estos últimos meses, no funcionó correctamente, sino que quedó en modo ventilación, por lo tanto inyectaba aire caliente al interior y como si esto fuera poco, en la planta baja y subsuelo hay un profundo olor a cloacas”