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El Defensor del Pueblo Alejandro Amor presentó un proyecto de ley en la Legislatura porteña para que la Ciudad incorpore en sus políticas y programas instrumentos para prevenir y enfrentar contra la violencia de género, en sintonía con el petitorio elaborado por el colectivo de periodistas, artistas y activistas #NiUnaMenos que fuera compartido durante la multitudinaria marcha nacional contra los femicidios concretada el último 3 de junio en todo el país.
La iniciativa propicia que el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires incorpore en sus políticas y programas:
La ley de educación sexual integral, en todos los niveles, en las escuelas públicas y privadas de esta jurisdicción, incorporando personal especializado en las mismas.
El patrocinio jurídico gratuito, tanto en materia civil como penal, para las mujeres víctimas de violencia machista en todas las comunas de la Ciudad.
La creación de nuevos centros integrales de la mujer, refugios y subsidios de tipo económico para las mujeres víctimas y sus hijos e hijas.
La puesta en marcha a cargo del estado y con presupuesto adecuado, de una Oficina de Asistencia a las Víctimas de Delitos contra la integridad sexual, explotación y trata.
La implementación del monitoreo electrónico de los victimarios para asegurar que no violen las restricciones de acercamiento que impone la justicia.
Asimismo, el proyecto contempla que se destine por 20 años un inmueble vacante perteneciente al GCBA a la Asociación Civil La Casa del Encuentro, pionera en el diagnóstico sobre femicidios en la Argentina, articuladora de la jornada inaugural del colectivo #NiUnaMenos y cuya actividad fuera declarada de interés de la Ciudad y de la Legislatura porteña en reiteradas oportunidades.
Tal como el colectivo #NiUnaMenos destacó en la histórica jornada del 3 de junio, “en 2008 mataron una mujer cada 40 horas; en 2014, cada 30. En esos 7 años, los medios publicaron noticias sobre 1.808 femicidios. ¿Cuántas mujeres murieron asesinadas sólo por ser mujeres en 2015? No lo sabemos. Pero sí sabemos que tenemos que decir basta. En estos años, los femicidios dejaron cerca de 1500 niñas y niños huérfanos y algunos de ellos están obligados a convivir con los asesinos. El problema es de todos y de todas. La solución hay que construirla en conjunto. Necesitamos sumar compromisos para cambiar una cultura que tiende a pensar a la mujer como objeto de consumo y descarte y no como una persona autónoma. El Estado y los poderes reales, junto con la ciudadanía, debemos comprometernos a perfeccionar los instrumentos para combatir la violencia contra las mujeres”.