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Sportivo Barracas se consagró campeón del Torneo AFA de Primera D 2015 tras vencer de local por 1 a 0 a Muñiz con un tremendo golazo de Diego Dorregaray ante una gran cantidad de público que se acercó a alentar al equipo. El Arrabalero logró el ascenso con una campaña espectacular y nuevamente gritó CAMPEÓN.
Un largo transitar, un extenso recorrido que no sólo se remonte a comienzos de este año cuando un plantel y un cuerpo técnico trazaron las nuevas bases para poner el objetivo al tope de las posibilidades. Porque el comienzo tiene que irse a un par de años más atrás, cuando una nueva comisión directiva, encabezada por Víctor Santa María, tomó las riendas de un club desencajado y moribundo.
Reorganizar toda una estructura, llenarlas con trabajo y esfuerzo, darles sentidos con ideas y con acciones. Los hechos, los triunfos y los éxitos se sostienen en el tiempo con todo eso, con un método que requiere y necesita de afirmar o ajustar de acuerdo a los errores y aciertos.
La previa de la última fecha estaba clara. Entre los distintos resultados posibles la mayoría determinaba al Arrabalero como el primero de la tabla de posiciones. Condición que no se dio fruto del azar o de la casualidad. El mejor está en lo más alto. Las matemáticas y la justicia se encontraron en el mismo peldaño y decidieron no separarse más.
Sportivo Barracas puso a prueba una vez más su capacidad futbolística frente a Muñiz en el partido más decisivo de todos. En la última fecha tocó un rival que ya no tenía chances de ingresar al reducido pero que fue un animador siempre. Un duro escollo para alcanzar la gloria.
El comienzo fue una mezcla de situaciones esperables y otras no tanto. Los nervios y la adaptación al clima de fiesta por un lado. El repentino calor y la elevada energía del visitante por el otro. La pelota voló un poquito más de la aconsejado y no había un dominador claro. Todo esto no duró más de 10 minutos.
Los pilares del mediocampo que la dupla técnica Damián Infante y Claudio Vidal designaron para ser titulares, Oscar Peñalba y Nicolás López, enderezaron el rumbo. Se adueñaron de la zona central y la pelota empezó a llegar a los costados para comenzar a generar la confianza que diera la tranquilidad anhelada. Una vez establecidos los circuitos de juego, el partido transcurrió por los carriles de siempre. El Arrabalero fue amo y señor hasta el final.
En la primera mitad llegó el grito sagrado. Oscar Peñalba capturó un balón en la mitad, Muñiz estaba mal parado. El Chicho no la rifó, se adelantó en el campo para conducir el ataque y abrió hacia la derecha para Miller Moreno, quien a toda velocidad metió un centro con rosca, delicioso, para el “Flaco” Diego Dorregaray quien, tras amagar un cabezazo, la mató de pecho, la dejó caer mansita y antes que picara le dio con clase para estampar un golazo extraordinario.
La segunda mitad pasa más por una anécdota. La diferencia debió ser de por lo menos tres goles. Muchas pasaron cerca de los palos o el travesaño, otras las tapó el arquero Balbuena. La elevada temperatura también incidió en el resto físico. Otro ítem en el que Sportivo Barracas ganó por goleada durante todo el campeonato.
Cuando el pitazo final se escuchó en Ciudad Evita, los gritos de alegría y desahogo se oyeron en todos los rincones del estadio. No era para menos, Sportivo Barracas estuvo medio torneo como líder y 22 partidos sin conocer la derrota, y sí, lo ganó como un Campeón.