En la Ciudad ya hay 85 cercados. Y ahora se sumarán los parques Lezama y Centenario y la plaza de Flores. En los tres casos hubo un fuerte reclamo de vecinos y comerciantes por la inseguridad.
En la Ciudad ya hay 85 cercados. Y ahora se sumarán los parques Lezama y Centenario y la plaza de Flores. En los tres casos hubo un fuerte reclamo de vecinos y comerciantes por la inseguridad.
Hace una semana la decisión recayó sobre el Parque Lezama, uno de los espacios verdes más tradicionales de la Ciudad. El predio –donde incluso hasta se cree que fue el lugar de la primera fundación de Buenos Aires, en 1536– está muy deteriorado y necesita una reparación urgente: por eso, el Gobierno porteño ya anunció que va a enrejarlo para evitar más daños. Ahora, la misma fortuna correrá para la plaza de Flores: tras el reclamo de comerciantes y vecinos, el espacio verde, que ocupa una manzana en el corazón del barrio, también quedará cerrado por las noches, protegido por rejas . Y lo mismo ocurrirá con el entorno del parque Centenario. La decisión tiene apoyo de la mayoría pero también sus polémicas: pese a que algunos lo ven como única salida ante la inseguridad, otros insisten en que las rejas excluyen y que no pacifican.
La decisión de cerrar las plazas se debe, sobre todo, a los robos y arrebatos y al vandalismo que destruye monumentos y esculturas, un mal que ya le cuesta más de un millón de pesos por mes a la Ciudad. Pero también revela que ciertos espacios verdes se volvieron hostiles para el vecino. En el Lezama, por ejemplo, los canteros casi no tienen césped, los monumentos y esculturas están deteriorados y los senderos para caminar, los bancos y los bebederos también padecen el mal estado. Ese gran pulmón, ubicado entre Defensa, Brasil, Paseo Colón y Martín García, ocupa casi ocho hectáreas que ahora el Ministerio de Ambiente y Espacio Público quiere recuperar. Para eso, pondrán rejas y lo cerrarán de noche. Esos trabajos ya fueron licitados y deberían estar listos para fin de año. Y luego, en una segunda etapa que durará seis meses, arreglarán el anfiteatro, los sanitarios, el patio de juegos y los espacios verdes. Toda esa obra demandará una inversión de $ 19.500.000 y le cambiará la cara a la plaza con barranca que supo inspirar a Ernesto Sábato para su novela “Sobre héroes y tumbas”.
En el caso de Flores, las rejas fueron pedidas por vecinos y comerciantes en una campaña que sirvió para consensuar sobre el tema y que cerró con más de 5 mil firmas a favor de la medida. El gasto previsto es de $ 717.000 y la idea es que las obras de refacción comiencen en noviembre y duren no más de 30 días.
Entre los vecinos que lo esperan está Gisela Pantoja, con años en el barrio. “Ya me robaron tres veces en esta plaza. Incluso la semana pasada me asaltaron y le pegaron a mi hijo de dos años. De noche hay pibes drogándose, es imposible traer a los chicos”, se quejó. En cambio, Diego, comerciante, pidió más vigilancia. “Las rejas no van a frenar nada. Es más, los beneficiaría porque los grupos violentos estarían adentro y nadie iría a molestarlos. Acá robaron varias veces, sobre todo cuando en el local están las chicas”, opinó. “Las rejas no pacifican”.
Para que haya seguridad tiene que haber policías”, sumó Diego Vargas, también comerciante.
Para asegurar aún más el cambio, la Secretaría de Gestión Comunal ya prometió que desplegará guardianes de plaza. “Va a tener una reja perimetral a pedido de los vecinos y en el marco de trabajos que incluirán más vigilancia: se va a duplicar la cantidad de luces y se van a poner cámaras de seguridad . Hoy el lugar está lindo pero la inseguridad moviliza al barrio”, explicó Eduardo Macchiavelli, subsecretario de Atención Ciudadana.
En la Ciudad hay más de mil espacios verdes y 85 ya están protegidos. “La experiencia indica que el estado y la seguridad de las plazas mejora cuando se las enreja, lo que colabora para que puedan ser disfrutadas”, aseguró Facundo Carrillo, presidente de la Comuna 2, donde hay dos ejemplos: la Mitre, enrejada, y Plaza Francia, abierta.
El próximo pulmón que se sumará a la lista será el Parque Centenario, un espacio que ya tiene rejas en sitios puntuales pero que aún así suma críticas de vecinos que se lamentan por su estado. Diego Santilli, ministro de Espacio Público, aseguró: “Ahí se va a hacer toda una inversión importante que reclaman los vecinos, y se avanzará en la recuperación de todo el entorno para poner en valor la parte que quedó sin obras”.
“Yo quisiera que no hubiera ni una sola plaza enrejada en la Ciudad, lamentablemente en vez de sentir el espacio público se lo destruye”, dijo Santilli. “Hasta le robaron la bandera al mástil del Obelisco”, graficó.