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El texto fue presentado por los legisladores Cristian Ritondo y Roberto Quattromano, quienes pretenden evitar este tipo de promociones que incluyen el suministro ilimitado de bebidas alcohólicas, cualquiera sea la graduación o la modalidad en que se distribuyeran.
Ante los reiterados excesos, el desmedido abuso de alcohol y los casos de descontrol y violencia que se generan en los boliches, legisladores del PRO buscan ponerle un freno a la polémica “canilla libre”, una promoción que incita el consumo de alcohol ilimitado sólo con el pago de la entrada.
La “oferta” atrae la atención de los jóvenes porque les permite consumir cervezas y otras bebidas alcohólicas a un costo menor que en otros lugares. Asimismo, promueve la cultura del exceso y genera importantes riesgos para la salud.
El vicepresidente de la Legislatura porteña, Ritondo, explicó: “Procuramos evitar que los jóvenes caigan en la trampa de los especuladores que aplican estrategias de promoción y captación de clientes con propuestas que apuntan al consumo abusivo de alcohol. Además, incitan a esta acción como una condición necesaria para divertirse en las salidas nocturnas”.
En tanto, Quattromano manifestó que la modalidad de la “canilla libre” apunta a “darle forma de prácticas y valores positivos a la cultura del descontrol. También ignora los efectos negativos, tanto individuales como colectivos de estas conductas sociales”.
La clave del nuevo proyecto es que “el titular o responsable de un establecimiento bailable que expenda o promocione bebidas alcohólicas en la modalidad de canilla libre será sancionado con una multa de 6.800 a 34.000 unidades fijas (el máximo, cerca de $ 200 mil), decomiso de mercadería y clausura.
Además, la iniciativa limita la cantidad de tragos gratis que puede ofrecer un local con el pago de la entrada: “Las consumiciones de bebidas que correspondan a la entrada de estos comercios no podrán ofrecer más de dos bebidas con alcohol”.
Los legisladores del PRO aseguran que una de las preocupaciones principales son “las mujeres, a las que el alcohol -según médicos- les afecta el doble de lo que le afecta a un hombre”. “El alcohol rompe primero la inhibición y después el control sobre su propio cuerpo”, agrega en los fundamentos.