Cómo funcionan las campanas para reciclables

Ya pasaron dos años desde que el Gobierno de la Ciudad implementó el sistema de campanas verdes para material reciclable. A partir de mayo de 2013, fueron instaladas 2.312 campanas, en su mayoría en las comunas 13 (Belgrano, Núñez y Colegiales) y 14 (Palermo), y también en la 2 (Recoleta), 6 (Caballito), 8 (Soldati, Lugano y Villa Riachuelo) y 9 (Parque Avellaneda, Liniers y Mataderos). La cantidad fijada como máxima es de 7.000, según el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño.

Estos recipientes, destinados al cumplimiento de la ley de “Basura Cero”, son inamovibles, tienen una única boca de depósito y sólo pueden ser descargados por camiones recolectores y cooperativas de recuperadores urbanos. Esas son las principales diferencias con los primeros contenedores verdes instalados, que no tenían forma de campana.

Con todo, algunos vecinos se quejan de la escasez de estos recipientes en ciertos sectores. “Creo que la gente aún no separa los residuos porque no tiene dónde depositarlos. Tanto en Flores como en Boedo, donde vivo y vivía, faltan campanas”, cuenta Nina Carina Sclafani (36). “En mi barrio, Saavedra, no hay. Lo que sí hay a diez cuadras de mi casa es un Centro Verde, pero últimamente termino tirando todo junto a la basura, sin diferenciar, porque no tengo tiempo de ir ni un auto para llevar todo”, lamenta Marina Wertheimer (31).

Ante los reclamos de vecinos, que sostenían que se habían retirado campanas, el Gobierno de la Ciudad aclaró que en Palermo las sustituirá por otras más nuevas, mecánicas en lugar de manuales, que son operadas por una grúa que las iza y arroja los residuos a un camión. En otros barrios, como Saavedra, Paternal y Barracas, los contenedores de tapa naranja destinados a reciclables en una primera etapa “serán reemplazados por campanas verdes”, indicó el Ministerio de Ambiente, aunque no precisó fecha.

A mediados de 2012, el Gobierno porteño había anunciado que, para marzo de 2013, “toda la Ciudad estará contenerizada doblemente, con contenedores negros (basura) y verdes (reciclables)”. Sin embargo, desde el Ministerio aclararon ahora que “el objetivo de separar en origen no implica que vaya a haber campanas verdes en toda la Ciudad, sino sólo en los lugares en los que logísticamente sea necesario”.

En ese sentido, resaltaron que las campanas verdes son “un acompañamiento al verdadero sistema logístico del circuito de reciclado, que es la recolección domiciliaria por parte de las cooperativas de recuperadores urbanos”. Es decir, que el grueso de los materiales reciclables proviene de la separación en las mismas viviendas que, en el caso de ser un edificio, debe ser dispuesto en cestos verdes en los pasillos y luego retirado por los recuperadores o, sólo si eso resulta imposible, arrojado directamente a las campanas.

“En general, creo que los contenedores verdes funcionan bien. Pero en mi edificio fue imposible que el encargado llevara los reciclables ahí. Ponerlas a mano de todos, en cada cuadra, sería genial y motivaría más a la gente”, señala Paula Rossi (36), que vive en la zona de Facultad de Medicina. “Voy a tirar por mi cuenta a las campanas verdes, pero esa soy yo, no la mayoría”, sostiene por su parte Sandra Bialoscornik (45), vecina de Palermo Chico. Desde el Gobierno de la Ciudad señalan que “los encargados deberían separar en origen, pero esto no se controla, aunque puede ocurrir en el futuro”.

Para otros, el éxito de este tipo de proyectos debe recaer en cada ciudadano. “Yo separo los residuos, pero en mi edificio no lo hacen. Entonces, meto lo reciclable en una mochila y lo llevo en bici a la campana verde más cercana, que queda a seis cuadras de mi casa. Considero que todos deberíamos comprometernos a reciclar o reusar al menos el 75 por ciento del plástico que consumimos”, resalta Andrés Kilstein (34), de Almagro.