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Hace siete años, ella se animó a seguir los pasos de la anterior cocinera del establecimiento, Mónica Sierra, de quien aprendió algunos secretos para hacer los platos más gustosos y atractivos al paladar de los chicos, algo que, a veces, resulta todo un reto, ya que el objetivo no solo es el deleite sino, principalmente, una buena alimentación. “Ella me enseñó algo, yo también puse lo mío y bueno, hoy son las famosas milanesas de las que hablan todos, pero no les podemos decir la receta”, cuenta entre risas, mientras recuerda a su maestra.
Algunos destacan la increíble ternura, otros el sabor y muchos tienen ganas de volver a la infancia para poder tener el placer de disfrutarlas. “Las hacemos con mucho amor, que eso es lo principal”, remarca Claudia.
Su historia dentro del CEDI no comenzó rodeada de hornos y cuchillos. Empezó con 22 años como cuidadora de un grupo de doce niños recién nacidos. Estuvo junto a ellos durante todo su proceso hasta que egresaron del lugar, a la edad de tres. “Cuando egresaron fue muy fuerte, sentí que se había ido una parte de mí”, relata. Esa experiencia la marcó y la hizo darse cuenta de que quería estar ahí durante mucho tiempo.
Los Centros de Desarrollo Infantil pertenecen al Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad. Ofrecen servicios de manera gratuita y continua durante todo el año. Son establecimientos preventivos de proyección social, dedicados a atender a niñas y niños desde los 45 días hasta los tres años. Ofrecen un ambiente seguro y de confianza, que promueve el desarrollo de la primera infancia a través de estimulación, actividades educativas y lúdicas.
Y brindan apoyo a las familias en situación vulnerable mediante acompañamiento y orientación. También ofrecen el servicio de comedor, en el que se les prepara desayuno, almuerzo y merienda a los chicos. “Al lugar asisten niños que solamente se alimentan acá porque quizás en sus casas después no tienen para cenar”, cuenta la cocinera.
Por estas razones es que para Claudia no es solo su lugar de trabajo: ella es madre sola y crió allí a sus cuatro hijos en esa situación. “Yo estoy muy agradecida con el CEDI, para mí fue una ayuda enorme”, explica. Gracias a su trabajo podía mantener económicamente a su familia y, a la vez, cuidarla. Sus tres hijos varones asistieron al Centro y su hija mayor, una vez que salía del colegio, la acompañaba durante sus jornadas. Ahora, dos décadas después, y siguiendo el legado de su madre, ella es asistente de primera infancia en otro de los espacios.
El CEDI Quinquela Martin está construido sobre uno de los terrenos que pertenecieron al pintor argentino en el barrio de La Boca y durante la gestión del Jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, fue reacondicionado para poder asistir a 80 niños de entre 45 días y 3 años de edad. Cuenta con las salas de lactario, salas de 1,2 y 3. Y funciona de lunes a viernes, desde las 8 hasta las 15. Hay en la Ciudad otros 20 establecimientos dedicados al bienestar integral de los más pequeños, sentando las bases para un desarrollo saludable en los primeros años de vida.