Rescataron 120 animales silvestres en una feria de Pompeya

Más de 120 animales silvestres provenientes del tráfico de fauna fueron decomisados ayer en los alrededores de la feria del barrio porteño de Pompeya, durante un operativo realizado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, su equivalente de la Ciudad y la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (Ufema).

Los inspectores incautaron 118 aves -entre jilgueros, cabecitas negras, sporophilas (semilleros) y pericos comunes y dos reptiles (una tortuga y un lagarto overo).

«Estaban en jaulas en la vía pública o en cajas de cartón preparadas para ser vendidas», explicó Ricardo Negreira, coordinador de Fiscalización de la Dirección de Fauna, a cargo del operativo. La intervención, que duró más de cuatro horas y tuvo lugar en la esquina de las avenidas Sáenz y Perito Moreno, es el corolario de una investigación de más de dos meses realizada por la Dirección de Fauna de la cartera de Ambiente y el Cuerpo de Investigaciones Judiciales de la Ufema, a cargo del fiscal Matías Michienzi.

«El tráfico no sólo afecta el equilibrio de los ecosistemas y a los animales sino que salpica también a la salud pública, por los riesgos que implica para la población la adquisición de enfermedades zoonóticas o la captura irresponsable de animales venenosos», agregó Negreira.

Por su parte Santiago D’Alessio, director de Fauna del Ministerio de Ambiente, explicó que los ejemplares secuestrados fueron llevados a la Fundación Temaiken, donde serán evaluados para su posterior liberación en su hábitat natural.

La Ley 22.421 de Conservación de Fauna Silvestre encomienda a la autoridad de aplicación -el Ministerio de Ambiente- fiscalizar la caza, tenencia, comercio, tránsito y producción de animales de fauna silvestre, sus productos y subproductos.

La norma define como fauna silvestre a «todos aquellos animales que viven libres e independientes del hombre en ambientes naturales y artificiales» y también a los «bravíos o salvajes que viven bajo control del hombre», en cautiverio o semicautiverio.

El comercio de esos ejemplares está prohibido, salvo que provengan de planes de manejo aprobados o de criaderos habilitados y tengan la correspondiente documentación, a excepción de algunas especies, como la tortuga terrestre, cuya venta está totalmente prohibida.

Pero a pesar de que la mayoría de los países poseen leyes de protección de su fauna silvestre, el comercio ilegal constituye el tercer negocio a nivel mundial, que mueve unos 180.000 millones de dólares por año.