Se creo la escuela de oficios teatrales para las salas publicas

Los secretos de las disciplinas ligadas al teatro, como el maquillaje o la sastrería, tradicionalmente se transmitieron oralmente entre «maes­tros» y aprendiz «in situ», en el espacio de trabajo, sin lograr sistematizarse.

Las charlas, los señalamientos y las sugerencias «sobre la marcha» solían funcionar como herramientas informales y privilegiadas para la transmisión de saberes muy ligados a lo artesanal, capaces de posibilitar, por ejemplo, que un actor pueda habitar los vestuarios y descubrir las señales que distinguen a los distintos personajes.

La nariz de «Cyrano de Bergerac», el balcón donde «Romeo y Julieta» dirimieron su amor, el cuadro de «Las de Barranco» son algunos de los ejemplos más entrañables de la importancia de los objetos, trajes y caracterizaciones imbricadas con la dramaturgia universal.

El proyecto surgió hace cinco años, mientras se gestaba el Centro de Vestuario del CTBA, cuando la Fundación Amigos del Teatro San Martín decidió consultar a los trabajadores del teatro cuál era la mejor manera de seguir colaborando en el crecimiento del espacio.

El diagnóstico del sondeo fue que existía un serio riesgo de que varios de los oficios que dan vida al teatro se perdieran, ya sea porque los más capacitados se iban jubilando, o porque los jóvenes no tenían dónde formarse.

«La primera inquietud planteada por los trabajadores fue la de formarse, y eso habla de por qué los habitantes del país sienten ese inmenso amor por el Teatro San Martín» destacó hoy Jorge Telerman, director general del CTBA, durante la presentación de las tareas de la Escuela, antes de emprender una recorrida para conocer herramientas y maquinarias.

El taller de sastrería, a cargo de Aníbal Duarte, y el de zapatería, dictado por Fernando López Bizcaíno, enfocados en la realización de vestuario escénico, son los primeros que se impartirán durante la etapa inicial de la Escuela y serán cuatrimestrales, con clases teóricas y talleres.

Los técnicos del CTBA, muchos de ellos presentes hoy durante el desayuno de inauguración, serán los primeros destinatarios de los cursos, pero en poco tiempo el espacio se abrirá al personal del Ministerio de Cultura del Gobierno porteño, y la idea es que en el futuro cualquier persona interesada en el tema pueda asistir para capacitarse.

Cajas transparentes que delatan varias bobinas de hilo industrial en diferentes colores y tijeras, más una fila de maniquíes de sastre identifican el ambiente destinado a la sastrería, mientras que las hormas de madera y una fila de frascos de pegamento indican el aula destinada a la zapatería.

Las máquinas específicas de cada quehacer también están presentes en el segundo piso del Teatro de la Ribera, donde se realizaron reformas en los baños y la incorporación de un ascensor para facilitar el acceso a personas con problemas de movilidad.

La jerarquización del oficio teatral, según Telerman, «favorece los mecanismos para producir arte para la comunidad» y se traducirán en futuros talleres de caracterización; sonido; iluminación de puesta en escena; maquinaria escénica, utilería y construcción de decorados; producción y gestión del espectáculo en vivo y nuevos soportes y espacios interdisciplinarios, dedicado a la investigación sobre nuevas técnicas y lenguajes escéni­cos.

Fuente: Telam – Produccion: NdB